Autorrespeto y humildad son los dos platos de la balanza para una mejor convivencia. La arrogancia bloquea las posibilidades de crecimiento de otros y evita el autocrecimiento.
La humildad negativa, es decir, la humillación impide el autocrecimiento. El equilibrio del autorrespeto, cuando yo sé quien soy y reconozco mis potenciales, con la humildad, la habilidad de reconocer límites, permite un crecimiento espiritual saludable.
Para esto, todos los días, exáminate de forma correcta, encontrando las buenas cualidades y reconociendo los defectos por corregir.
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